Los colores y el centro de San Salvador dan forma a la vida del pintor Renacho Melgar. Ese espacio físico ha hecho simbiosis con su creatividad y es desde ahí dónde surgen muchas de las historias que luego plasma en sus pinturas.
“Tengo años viviendo en el centro y siempre he creído que ellos, no solo el histórico de San Salvador, son la fuente de vida de una ciudad. Siempre los he visto como su corazón”, asegura. En su caminar por la ciudad ha ido dejando huella, a través de paredes y puertas pintadas. Marcando territorio como un animal urbano, llenando de color las paredes grises de la calle.