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Obispos de El Salvador preocupados por recientes decisiones gubernamentales

La Conferencia Episcopal de El Salvador expresó su preocupación ante los recientes acontecimientos del país, asegurando que buscan “contribuir a la paz social y a la serena convivencia del pueblo salvadoreño”; principalmente, en el marco del Bicentenario de la Independencia de los países centroamericanos.

A través de un comunicado, desglosaron las acciones y decisiones realizadas por los tres Órganos del Estado, entre estas; la depuración del sistema judicial, al aprobar reformas a la Ley de la Carrera Judicial y Ley Orgánica de la FGR, obligando el retiro de jueces con 30 años de carrera o mayores de 60 años.

Además, expusieron que no se puede aceptar una reforma constitucional que ponga las condiciones para la legalización del aborto. Asimismo, una reforma constitucional que legalice la eutanasia, llamándole “muerte digna”. “Nunca será legal el asesinato”, agregaron.

Por otra parte, manifestaron su preocupación por la implementación del Bitcoin como moneda de curso legal y enfatizan el desconocimiento y poca información sobre la misma que hay en la población y llaman a la Asamblea Legislativa para que la ley sea modificada y que no sea de uso obligatorio.

A continuación te mostramos los puntos manifestados por parte de la Conferencia Episcopal:

  1. El pueblo salvadoreño – como tantos otros pueblos – anhela vivir en un Estado de derecho y justicia pleno. Justicia y derecho por años negado, debido al ejercicio de prácticas ilegítimas e improcedentes como la corrupción, la impunidad, el nepotismo, el compadrazgo, la compra de voluntades, la mentira, la difamación, la calumnia. Prácticas como éstas, que son contrarias a la ley, han provocado miles de víctimas entre el pueblo salvadoreño entre las cuales se cuentan hermanos y hermanas humildes, sacerdotes y religiosas como nuestro Santo, Monseñor Oscar Arnulfo Romero y nuestros mártires, Padre Rutilio Grande, Fray Cosme Spessotto, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, de cuyos asesinatos jamás se hizo justicia.
  2. Creemos que es importante la depuración del sistema judicial, pero respetando el debido proceso. Nos parece que esto es válido tanto para el caso de la cesación de cerca de un tercio de jueces de la nación, como para la aprobación de la reelección presidencial, por parte de la Corte Suprema de Justicia. Por eso elevamos nuestra voz para recordar a las autoridades responsables, que estas acciones solo pueden tener validez si se dan apegadas al Derecho constitucional del país porque el fin no justifica los medios.
  3. Aunque en las acciones arriba mencionadas exista el deseo legítimo de cambiar un status quo, que por años ha lastimado a las grandes mayorías, nos parece que, cambiar un sistema injusto por medio de acciones arbitrarias y anticonstitucionales no abona a la transformación de la nación. Al contrario solo daría paso a un nuevo andamiaje, a un nuevo status quo fundamentado en acciones contrarias al derecho y la justicia, cuyos frutos en consecuencia no serían en beneficio para nuestro amado país.
  4. El Salvador necesita urgentemente un cambio de estructuras, pero ese cambio solo será posible si es realizado por hombres y mujeres con corazones nuevos. Como lo dijeron los Obispos reunidos en Medellín: No tendremos un continente nuevo sin nuevas y renovadas estructuras, sobre todo no habrá continente nuevo sin hombres nuevos, que a la luz del Evangelio sepan ser verdaderamente libres y responsables (Medellín 1,3). Lo queremos subrayar aplicado a El Salvador, no tendremos nuevas y renovadas estructuras sin hombres nuevos que a la luz del Evangelio sepan ser verdaderamente libres y responsables.
  5. Solamente siguiendo este camino viviremos en paz. Ya lo decía el apóstol Santiago: Los que trabajan por la paz siembran en la paz y su fruto es la justicia (St 3,18); la paz de que habla la Iglesia es fruto de la justicia, es decir, el respeto a las leyes implica la no alteración violenta, sino el cumplimiento del proceso establecido para su promulgación, a través de organismos legalmente establecidos para tal función. Sembrar la paz significa respetar los valores de la democracia (Aparecida 74); No puede haber democracia verdadera y estable sin justicia, sin división real de poderes y sin la vigencia del Estado de derecho (Aparecida 76).
  6. Respecto a la reforma constitucional, se oyen muchas voces que temen un retroceso en cuanto a la defensa de la vida humana. Jesús dijo: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10,10). En razón de humanidad, y además como cristianos, estamos absolutamente a favor de la vida desde su concepción hasta su muerte natural. No se puede aceptar una reforma constitucional que ponga las condiciones para la legalización del aborto. Tampoco la reforma constitucional que con un lenguaje equívoco, llamándole “muerte digna”, legalice la eutanasia. Nunca será legal el asesinato.
  7. El fundamento de la familia es el matrimonio, cuya función primordial es la transmisión de la vida, gracias a la natural complementariedad entre el hombre y la mujer; además, tiene la función de la educación de los hijos y la transmisión de la cultura. La Constitución, conforme a los valores y principios de nuestra sociedad, deberá defender el bien de la vida y la familia.
  8. Los artículos pétreos de nuestra Constitución política no pueden ser reformados, deben conservarse como tales, porque de lo contrario, se vulneraría el sistema democrático que siempre ha defendido nuestro pueblo.
  9. Ante la preocupación y el temor de gran parte de la comunidad salvadoreña, por el desconocimiento de la moneda Bitcoin, y por la imposibilidad de manejar una moneda virtual, pedimos a la Asamblea Legislativa reforme la ley, en el sentido de que no sea obligatorio el uso de dicha moneda. Que Dios proteja y bendiga a nuestra nación y a cada uno de los salvadoreños y salvadoreñas.