El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sostuvo una llamada telefónica con su homólogo estadounidense, Donald J. Trump, para discutir estrategias conjuntas contra la inmigración ilegal y el combate a las pandillas transnacionales, específicamente el Tren de Aragua, una peligrosa banda criminal originaria de Venezuela.
Según un breve comunicado emitido por la Casa Blanca, ambos líderes acordaron trabajar en conjunto para enfrentar estos desafíos, con el objetivo de frenar el flujo de migrantes irregulares y tomar medidas enérgicas contra el crimen organizado. En el informe, también se destacó el reconocimiento por parte de Trump al liderazgo del presidente Bukele, quien, según el mandatario estadounidense, ha servido de ejemplo a otras naciones del hemisferio occidental.
El anuncio no proporcionó detalles sobre si los presidentes discutieron la cuestión de las deportaciones masivas que Trump ha prometido desde su campaña electoral ni sobre el rol de la pandilla MS-13 en el contexto de la seguridad regional. No obstante, la Secretaría de Prensa de la Presidencia de El Salvador subrayó que durante la conversación, Trump elogió a Bukele por su liderazgo en la región y su modelo para otros países del continente.
El intercambio de hoy ocurre después de que el presidente Trump, al asumir el cargo el 20 de enero, declarara una emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos. La medida fue tomada para reforzar las acciones contra la inmigración ilegal, destacando la presencia de lo que calificó como una “invasión” de inmigrantes irregulares, a quienes atribuye la infiltración de terroristas, pandilleros y otros actores criminales.
Trump también ha ordenado a los secretarios de Defensa y Seguridad Nacional que implementen medidas más estrictas para evitar la entrada no autorizada de extranjeros, y les dio un plazo de 90 días para presentar un informe que podría incluir la aplicación de la Ley de Insurrección de 1807, permitiendo a las autoridades estadounidenses intervenir con más fuerza en la frontera.
El gobierno de Trump ha expresado su preocupación por la liberación de migrantes indocumentados tras su captura, argumentando que este proceso socava el Estado de Derecho y la soberanía nacional de Estados Unidos. Mientras tanto, los líderes de ambos países continúan explorando nuevas formas de colaborar en estos temas de seguridad y migración, que siguen siendo una prioridad en la agenda bilateral.