El presidente Nayib Bukele cumple hoy cuatro años en el poder en El Salvador y su popularidad se mantiene alta gracias a su «guerra» contra las pandillas.
Según las encuestas, nueve de cada diez salvadoreños aprueban su gestión, que ha logrado devolver la seguridad a las calles. Sin embargo, algunos defensores de los derechos humanos y analistas han criticado que parece gobernar sin contrapeso de otros poderes del Estado.
Desde hace 14 meses, rige un régimen de excepción que permite a la policía y el ejército hacer arrestos sin orden judicial para combatir las pandillas. La medida fue aprobada por el Congreso a petición del Bukele, en respuesta a una escalada de violencia que se cobró la vida de 87 personas.
Las autoridades han liberado barrios y recuperado miles de casas usurpadas por pandilleros, lo que ha llevado a una reducción significativa de los homicidios. Además, se han detenido a casi 69.000 presuntos pandilleros, de los cuales unos 5.000 han sido liberados, según el gobierno.
Para encerrar a los pandilleros, Bukele construyó una megacárcel para 40.000 presos, la prisión «más grande de América», con un severo régimen de reclusión. Sin embargo, la ONG Cristosal ha informado que hasta abril de este año, 153 reclusos murieron «bajo custodia del Estado».
