Search
Close this search box.

share

LONDON BRIDGE IS DOWN: el camino tras la muerte de la Reina Isabel Segundo

La reina Isabel II Segundo murió este jueves a los 96 años en el Castillo de Balmoral, en Escocia, y de inmediato se activó el operativo secreto London Bridge.

Este jueves un inesperado comunicado del equipo médico de la Reina Isabel II de Gran Bretaña había alertado por la salud de la monarca de 96 años, la información difundida por el Palacio de Buckingham indicaba que los médicos están preocupados por la salud de Su Majestad.

Según informaron medios internacionales especializados en la monarquía británica Chris Ship, los cuatro hijos de Isabel II, Carlos heredero al trono, Ana, Andres y Eduardo ya se encontraban junto a ella en Balmoral, además de su nieto el príncipe Guillermo, Duque de Cambridge.

El hecho de que la familia se reuniera en Balmoral es una indicación de la gravedad de la situación», había remarcado la BBC al informar al respecto antes del fallecimiento.

La monarquía británica y su ejército de servidores son conocidos por su organización protocolar constante, aplicable a prácticamente cada aspecto de sus vidas. Es por eso que, entre estos ordenamientos de acción, no podía faltar el protocolo a seguir luego del dia del deceso de la reina, la operación secreta «London Bridge», la cual salió a la luz hace un tiempo.

Qué es la «Operación London Bridge»

La reina Isabel II ha muerto y llega el “Día D”. Así es como han denominado el día que la monarca inglesa fallezca. Acto seguido tendrá lugar una llamada de su secretario privado, Edward Young, notificando a la primera ministra, Liz Truss, lo ocurrido: “London Bridge is Down” (El Puente de Londres ha caído).

Así comenzará la conocida como Operación London Bridge (Operación Puente de Londres), la que se llevará a cabo este 8 de septiembre. El día se denominará “Día D” y a este le sucederán los días D1, D2 y así sucesivamente hasta el D10, que será cuando tenga lugar el funeral en la Abadía de Westminster.

La notificación que reciba la primera ministra será la primera gota de una “cascada” de llamadas telefónicas a otras personas del ámbito político británico. Los primeros serán los ministros, a los que se les reportará el siguiente texto: “Acabamos de ser informados de la muerte de Su Majestad la Reina. Se ruega discreción”. Y, a continuación, los funcionarios políticos, que conocerán la noticia con un mensaje similar al siguiente: “Estimados compañeros, es con tristeza que les escribo para informarles de la muerte de Su Majestad la Reina”.

El fallecimiento de la monarca será reportado a los medios de comunicación a través de la Press Association y la BBC hará lo propio a través de su Sistema de Transmisión de Alerta de Radio (RATS). La siguiente persona que se pronunciaría al respecto será el príncipe heredero, Carlos, que se dirigirá al país con un mensaje emitido en el telediario de las 18.00.

A lo largo del conocido como Día D1 tendrá lugar la denominada Operación Marea de Primavera: el Consejo de Ascensión al Trono nombrará a Carlos nuevo rey de Inglaterra en una ceremonia que tendrá lugar a las 10.00 y a la que los asistentes deberán acudir vestidos de luto formal.

Los diez días sucesivos al fallecimiento de la monarca serán de luto nacional. Y será el día D10 cuando tenga lugar su funeral en la Abadía de Westminster para, a continuación, ser trasladada a la capilla de San George del Palacio de Windsor. Sin embargo, la soberana tiene varias residencias, por lo que el plan contempla distintas posibilidades para los diferentes escenarios posibles. Por ahora, Isabel II descansa en su residencia de Balmoral.

El nombre en clave que han establecido para el protocolo de actuación en caso de que la monarca falleciera en su residencia veraniega es el de Operation Unicorn. Si la reina falleciera allí, lo primero que sucedería es que las sesiones parlamentarias de Escocia, Irlanda del Norte, Gales y Gran Bretaña quedarían suspendidas. Todo ello sin que la ciudadanía conociera la noticia.

A continuación, los restos de la reina se trasladarían al Palacio de Holyrood en Edimburgo, capital de Escocia. Y, en la misma ciudad, pero al día siguiente, tendría lugar una misa en la catedral de St Giles. Para que, después, el ataúd llegara en tren hasta Londres, donde se celebrará el funeral.