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Kimberly-Clark promueve acceso a saneamiento básico e higiene en el Día Mundial del Baño

La higiene es una parte fundamental para gozar de una buena salud, por lo cual la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó en el año 2013, el 19 de noviembre como el Día Mundial del Baño con la finalidad de sensibilizar sobre la necesidad de baños dignos y como este mejora las condiciones de salubridad en todas las personas.

Por esta razón Kimberly-Clark empresas líderes en fabricación de productos de higiene a nivel internacional a través de su marca Scott promueve el programa global de “Baños Cambian Vidas”, de la mano con las ONG Water For People y Plan International.

El objetivo primordial de esta iniciativa, busca mejorar el acceso a condiciones básicas de higiene y saneamiento para las comunidades rurales latinoamericanas más vulnerables.

Con este programa de responsabilidad social Kimberly-Clark tiene como meta 1 millón de personas impactadas entre 2022 y 2023, e invertir más de 2 millones de dólares para que más personas tengan un baño digno – es decir casi duplicar la inversión anual del programa desde el 2015- donde ya invirtió más de para 3 millones de dólares e impactó cerca de 2.5 millones de personas.

Según datos de las Naciones Unidas y la organización Global Living, cada vez más personas en el mundo tienen acceso a teléfonos móviles que a inodoros. Hoy en día, casi la mitad de la población mundial, es decir, 3.600 millones de personas, carecen de saneamiento seguro y cada día, más de 700 niños menores de 5 años mueren de diarrea relacionada con la falta de agua potable, saneamiento y mala higiene.

«Cada año mueren miles de niños a causa de enfermedades prevenibles transmitidas por el agua», comentó Mark Duey, Co-CEO de Water For People. «La inversión de Kimberly-Clark en saneamiento e higiene en América Latina, significa que la educación y la infraestructura se realiza en las comunidades donde más se requiere para mantener a los niños, niñas y familias saludables”.

Sin un saneamiento sostenible y gestionado de forma segura, las personas a menudo no tienen más remedio que utilizar baños poco fiables e inadecuados, incluso practicar la defecación al aire libre, lo que hace que los desechos humanos no tratados salgan al medio ambiente y propaguen enfermedades.