El accionista estadounidense del Cádiz, Ben Harburg, ha desvelado que el exfutbolista salvadoreño, Jorge ‘Mágico’ González, será el embajador del Cádiz dentro de su estrategia de que el club cruce el Océano Atlántico y se dé a conocer en tierras americanas, tanto en Estados Unidos como más al sur.
Y es que Harburg quiere que haya muchos cadistas en su país, al igual que él, y ya ha diseñado un plan para que la entidad del Nuevo Mirandilla protagonice el salto.
”Teníamos que pensar de manera más creativa acerca de qué narrativas podrían tener eco entre los fans estadounidenses. Así que pensamos en narrativas de ‘David contra Goliath’ tras haber ganado a algunos de los mejores equipos en las últimas temporadas con un presupuesto modesto”, indicó Harburg, que posee un 6,5% de la masa accionarial del club y que añadió: ”No tenemos muchos enemigos. Hemos sufrido durante mucho tiempo y no tenemos muchos trofeos con nuestro nombre… Así que la gente suele tener simpatía por nosotros”, indicó el estadounidense.
Mágico González marcó un antes y un después en el Cádiz. Puro arte al servicio del fútbol que no tardó en convertirse en un ídolo eterno para la afición amarilla a pesar de su indisciplina y vida desordenada. Sus goles espectaculares, sus genialidades, su carácter desenfadado dejaron un legado imborrable en el por entonces Ramón de Carranza durante las dos etapas que se enfundó la elástica gaditana.
De ese modo, el salvadoreño militó en el Cádiz de 1982 a 1984 y de 1986 a 1991, y ahora, en el presente, entra dentro de los planes del club para convertirlo en la llave para la expansión de la marca Cádiz CF más allá de las fronteras españolas. Un fichaje que hace muchísima ilusión a los cadistas, pues, de un modo u otro, supone el regreso de toda una estrella que señaló a varias generaciones y que todavía se recuerda con muchísimo cariño.
Un amor que es mutuo, porque el futbolista ya ha declarado en numerosas ocasiones que siempre será del Cádiz. No en vano, recientemente concedió una entrevista recorriendo en taxi las calles de la ‘Tacita de Plata’ en la que confesó que era un cadista más.
