No es noticia nueva que las enfermedades cardiovasculares sean la principal causa de muerte en el mundo. Así se refleja en el reporte de Estadísticas de Salud Mundial de 2023, de la Organización Mundial de la Salud. Aunque se especifica que más de tres cuartas partes de las defunciones se producen en los países de ingresos bajos y medios, todos podemos sufrir de ellas independientemente de donde vivamos, sobre todo si tenemos factores de riesgo como presión arterial alta, obesidad y seguimos malos hábitos como el tabaquismo.
Es lógico que que la mayoría de la gente esté más o menos informada sobre los síntomas que anuncian la posibilidad de estar sufriendo un ataque cardiaco o un accidente cerebrovascular, pero hay uno específico que no es tan común, de hecho, según un estudio reciente, más de 70% de pacientes que sobrevivieron a estas afecciones graves, lo desconocían. Pero vamos por el principio.
Aunque los síntomas de estas afecciones pueden variar de persona a persona, y la gravedad puede diferir en cada caso, según los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades, los más conocidos son, en el caso de los accidentes cerebrovasculares, entumecimiento o debilidad súbita en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo; confusión repentina, dificultad para hablar o entender el lenguaje, problemas repentinos para ver con uno o ambos ojos, dificultad para caminar, pérdida de equilibrio o coordinación.
Mientras tanto, para los ataques cardiacos, la Clínica Mayo señala que los síntomas frecuentes son molestia o dolor en el pecho, dolor en la parte superior del cuerpo, extendiéndose hacia los hombros, los brazos, la espalda, el cuello, los dientes o la mandíbula; molestias estomacales, náuseas, vómitos, sudoración excesiva o dificultad para respirar, aturdimiento, sensación de estar sufriendo un ataque de pánico, entre otros.
Pero además, una encuesta reciente publicada por la Asociación Estadounidense del Corazón arrojó que hay un detalle esencial, que implica alto riesgo y que los pacientes pasan por alto. Se trata de los niveles de colesterol LDL, el que conocemos comúnmente como el “colesterol malo” y cuya investigación ha generado el desarrollo de una nueva vacuna además de variados tratamientos.
El comunicado de la institución indica que este aspecto es sumamente importante porque el colesterol LDL (colesterol de lipoproteínas de baja densidad) contribuye significativamente al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, aumentando el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Hay que destacar que la investigación, reveló que el 75% de las personas que sobrevivieron a ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares afirmaron tener niveles elevados de colesterol , pero, únicamente el 49% reconoció la importancia de dar prioridad a la reducción del colesterol.
Al respecto, Joseph C. Wu, presidente voluntario y director de la Asociación Estadounidense del Corazón señaló que “existe una falta generalizada de conciencia pública y comprensión sobre el colesterol malo y su impacto en la salud cardiovascular. Como el colesterol malo generalmente no presenta síntomas, a menudo encontramos que muchos pacientes caminan sin saber que están en riesgo o sin saber cómo mitigarlo”.
Otro dato alarmante que surgió de esta consulta es que casi la mitad de los pacientes que han sufrido un ataque cardíaco o un derrame cerebral no conocen sus niveles de colesterol LDL, y esto es un aspecto esencial para prevenir un nuevo ataque al corazón o un derrame cerebral.
De esta manera, quienes ya han padecido uno de estos eventos deben permanecer en constante comunicación con sus especialistas de salud que puedan indicarle las mejores prácticas para prevenir que vuelvan a surgir. Mientras quienes no han sufrido nunca ninguna de estas afecciones pueden tomar medidas básicas como mantener una alimentación sana y equilibrada, hacer ejercicio físico regularmente y eliminar de sus vidas y para siempre el hábito del tabaquismo, con lo cual, además ganarán en muchos otros aspectos de salud.
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