La derrota 0-1 del Alianza ante el Marathón en el estadio Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula por la Copa Centroamericana derivó en serios disturbios que involucraron a los aficionados del equipo salvadoreño y la policía hondureña. Al finalizar el partido, la tensión escaló rápidamente, desatándose una violenta trifulca entre ambos bandos.
De acuerdo con reportes de un medios hondureños la situación se volvió aún más caótica cuando varios jugadores de Alianza, entre ellos Henry Romero, Iván Mancía, Anthony Sosa y Anyelo Rodríguez, intentaron intervenir para proteger a sus seguidores, quienes se encontraban en medio del enfrentamiento. Sin embargo, en el intento de disuadir a los aficionados, las fuerzas de seguridad hondureñas lanzaron gas lacrimógeno, afectando tanto a los jugadores como a los presentes en el estadio.
El jefe de seguridad de Alianza también se vio gravemente afectado durante el altercado, al recibir una dosis directa de gas lacrimógeno en el rostro, lo que le provocó serias molestias. Henry Romero, uno de los jugadores más perjudicados, mostró signos visibles de malestar y tuvo que ser atendido por personal médico en una ambulancia, junto con sus compañeros Iván Mancía, Anthony Sosa y Anyelo Rodríguez.
Otra fuente confirmó que los disturbios se originaron entre las barras de ambos equipos, y que los jugadores de Alianza se involucraron con la intención de asistir a sus aficionados. Sin embargo, la intervención de la policía hondureña con el uso de gases lacrimógenos intensificó la violencia, afectando no solo a los jugadores, sino también al personal de seguridad y a los seguidores presentes en el estadio.
La gravedad de los hechos ha generado preocupación en la comunidad futbolística, destacando la necesidad de una revisión de las medidas de seguridad en eventos de esta magnitud, donde el bienestar de los jugadores y aficionados debe ser una prioridad.