El mundo católico se prepara para uno de los eventos más trascendentales del siglo: el Cónclave 2025, donde los cardenales del mundo se reunirán en la Capilla Sixtina para elegir al próximo líder espiritual de más de 1.300 millones de fieles. Aunque el Vaticano aún no ha confirmado fechas oficiales, fuentes cercanas apuntan a que la convocatoria podría darse en los próximos meses ante la avanzada edad y el estado de salud del Papa Francisco.
Como es tradición, la elección se llevará a cabo bajo el más absoluto hermetismo, sin acceso a medios y con los cardenales electores —menores de 80 años— aislados hasta que se alcance una mayoría de dos tercios. Sin embargo, los análisis y especulaciones no se han hecho esperar.
Entre los favoritos para ocupar el trono de San Pedro destacan figuras con amplio recorrido y carisma internacional. Uno de los más mencionados es el cardenal Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano, conocido por su diplomacia y su cercanía al papa actual. También suena el nombre del cardenal filipino Luis Antonio Tagle, visto como una figura de renovación en la Iglesia y representante del crecimiento del catolicismo en Asia.
Otro de los nombres que ha cobrado fuerza es el del cardenal Peter Turkson de Ghana, quien podría convertirse en el primer papa africano en la historia moderna. Su perfil progresista y su fuerte compromiso con la justicia social lo han posicionado como una opción viable en un escenario donde la Iglesia busca conectar con nuevas generaciones.
A medida que se acerca el momento, las especulaciones aumentan, pero una cosa es segura: el Cónclave 2025 marcará un antes y un después en la historia de la Iglesia católica. El humo blanco, símbolo de elección, no solo anunciará un nuevo papa, sino también el rumbo espiritual y político del Vaticano en los próximos años.