Celine Dion hizo un regreso triunfal a los escenarios durante la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Verano en París el viernes. La superestrella cerró el evento con una actuación memorable desde el icónico primer escenario de la Torre Eiffel, interpretando el clásico “L’Hymne à l’amour” de Edith Piaf.
Vestida con un impresionante vestido blanco adornado con pedrería y borlas, Dion mostró su habilidad vocal en plena forma, ofreciendo una interpretación conmovedora y poderosa. Esta actuación marcó su primer concierto en vivo desde que reveló su diagnóstico del síndrome de la persona rígida, una condición rara y progresiva que afecta el sistema nervioso, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Ataques.
Dion, de 56 años, había anunciado en diciembre de 2022 que se tomaría un tiempo libre para centrarse en su salud tras el diagnóstico. En ese momento, la cantante comentó que su condición le impedía “cantar como está acostumbrada”. Su última presentación en vivo antes de este evento fue en marzo de 2020, en Nueva Jersey.
El evento inaugural de los Juegos Olímpicos también contó con una destacada actuación de Lady Gaga, quien inauguró el evento junto al río Sena con “Mon truc en plume” de Zizi Jeanmaire, una leyenda del Music Hall de los años 50.
A pesar de los desafíos que enfrenta debido al síndrome de la persona rígida, que puede causar espasmos involuntarios y rigidez muscular, Dion ha demostrado una notable resiliencia. En una reciente entrevista con Hoda Kotb de NBC, la cantante describió lo difícil que es cantar con su condición, comparándolo con “sentir como si alguien te estuviera estrangulando”. También compartió que en ocasiones los espasmos pueden causar la ruptura de costillas.
A pesar de estos obstáculos, Dion sigue comprometida con su carrera y su regreso a los escenarios. En su documental “I Am: Celine Dion”, lanzado en Amazon, la cantante expresó su determinación de seguir adelante, afirmando: “Si no puedo correr, caminaré. Si no puedo caminar, gatearé. Y no me detendré. No pararé”.
La emotiva actuación de Celine Dion en los Juegos Olímpicos de París no solo celebró el espíritu olímpico, sino que también subrayó su incansable pasión por la música y su resiliencia frente a la adversidad.