share

Carlos Dárdano piloto salvadoreño culmina su carrera con éxito

El piloto salvadoreño Carlos Dárdano declaró «Misión cumplida» al aterrizar este viernes en su último vuelo después de casi cinco décadas de servicio. Dárdano llevó a los pasajeros de un vuelo de Avianca de manera segura, al igual que lo hizo hace 35 años en Luisiana, cuando realizó una de las maniobras que cambió la historia de la aviación.

En la red social X (anteriormente conocida como Twitter), la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (Cepa) informó que el piloto fue recibido por sus colegas y el personal del aeropuerto, quienes se despidieron y le desearon que «disfrute esta nueva etapa de su vida».

Dárdano es recordado por el vuelo 110 de Taca. El 24 de mayo de 1988, pilotaba un Boeing 737 de la entonces Taca en un trayecto desde El Salvador hacia Nueva Orleans, con escala en Belice. Mientras sobrevolaban el Golfo de México, ingresaron a una zona de nubes que contenía agua, hielo y granizo, lo que provocó que perdieran potencia en ambos motores en cuestión de segundos.

Carlos Dárdano fue recibido por sus colegas de Avianca en el aeropuerto salvadoreño a la salida de su último vuelo. /Cortesía Cepa

Era la segunda vez que Dárdano volaba el Boeing 737, que recién se había incorporado a la flota de Taca (ahora Avianca después de una fusión en 2009). Un día antes, había viajado en la aeronave a Belice, pero se quedó en el país debido a una falla en la batería. «Era el chinchín de la empresa y no quiso arrancar», recordó el piloto en una entrevista que ofreció a una radio en mayo pasado.

«Allí ocurre el primer milagro de esta hazaña», dijo.
El equipo de mantenimiento cambió las baterías y regresaron a El Salvador. Aunque Dárdano no estaba asignado para el vuelo del 24 de mayo, la aerolínea le asignó el trayecto y ese día partió nuevamente hacia Nueva Orleans.

Durante esa entrevista, bromeó sobre cómo el copiloto Dionisio López le pidió que permitiera a los pasajeros ingresar a la cabina y tomarse una fotografía con la «octava maravilla del mundo».

Al llegar a Nueva Orleans, se desviaron de una zona de mal tiempo, pero la lluvia y el granizo los seguían. La señal del radar les indicó que «había un espacio» para ingresar. Sin embargo, no sabían que esa misma señal rebotaba y cuando iniciaron el descenso, se encontraron con «la abuelita de las tormentas». Cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde, recordó el piloto.

Entraron en una fuerte turbulencia, se apagaron los dos motores, les cayó un rayo, el avión comenzó a rebotar, perdieron todos los instrumentos de cabina y la comunicación con la torre de control.

«La gente gritaba atrás y otros en la cabina. Hubo un momento en el que dije ‘señor, sácame de esto y déjame ver adónde me voy a estrellar'», recordó.

Para Dárdano, fue un milagro porque el sistema de emergencia quedó solo en la batería, la misma que habían cambiado un día antes. En ese momento, tuvieron que controlar el avión para mantener el horizonte y con la batería lograron arrancar nuevamente el generador auxiliar en dos minutos, lo que restableció la electricidad y la comunicación con la torre de control.

La torre de control ordenó que se mantuvieran en rumbo a 5,000 pies. Cuando aceleraron, se activaron las alarmas de fuego. El procedimiento era apagar los motores y con eso «se nos acabó toda la esperanza de vida». En ese momento, ya tenían visibilidad y solo podían ver pantanos. A menos de 1,000 pies, a 30 segundos de impactar y con el avión configurado para un acuatizaje, uno de los copilotos gritó «allí podemos aterrizar» y tuvo que desplegar el tren de aterrizaje.

Carlos Dárdano es una leyenda en la aviación a nivel mundial pues, después de la emergencia, se implementaron nuevos mecanismos en los aviones. /Cortesía Cepa

Finalmente, aterrizaron en una zona de césped con todos los pasajeros a salvo.

«Todos estamos preparados en esta carrera de entrenamiento para poder enfrentar cualquier tipo de emergencia. Esta fue un poco diferente porque no se había dado esa emergencia en ese tipo de condiciones. Eso favoreció a la industria para que, a partir de esa emergencia, se establecieran procedimientos, se cambiaran las turbinas y se hicieran modificaciones en los motores», dijo Dárdano en un video compartido por Cepa.

Dárdano ha contado varias anécdotas de manera humorística que ocurrieron durante los minutos de mayor tensión, como cuando le pidieron a uno de los pilotos que ayudara a la tripulación y al salir al pasillo gritó «se nos apagaron los motores» en medio de los pasajeros. Acto seguido, la jefa de la tripulación ingresó a la cabina para saber qué ocurría y él le dijo «mira mamallita, prepárate que nos vamos a pegar un gran vergazo». Fue como una escena de película.

El piloto salvadoreño también es una leyenda en la aviación, ya que perdió un ojo mientras volaba un avión durante la guerra civil de El Salvador, un hecho que ocurrió siete años después de la emergencia.