En la madrugada de este miércoles 8 de enero, múltiples incendios forestales masivos se desataron con furia en el área metropolitana de Los Ángeles, dejando escenas de caos y devastación.
Dos civiles murieron y hay un “gran número de heridos” según un informe entregado por el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, en una rueda de prensa. Aún no se confirma la causa de muerte de las dos personas.
En el informe, Marrone también habló de más de 1.000 estructuras destruidas en uno de los fuegos, el incendio Eaton, sin conocer las razones específicas de las llamas, pero afirmando que “hay una investigación en proceso”.
«Cuando te pidan que evacues, evacúa. Esto no es un simulacro», dijo Kathryn Barger, supervisora del condado de Los Ángeles, en la conferencia de prensa.
Entretanto, miles de bomberos trabajan sin descanso para combatir al menos cuatro incendios activos: el incendio Palisades, el incendio Eaton, el incendio Hurst y el incendio Tyler, este último en el condado de Riverside.
Los vientos de Santa Ana, que superaron los 129 km/h, alimentaron las llamas y dificultaron las labores de extinción, impidiendo incluso el uso de aeronaves de combate al fuego. Las llamas han destruido viviendas de lujo, colapsado carreteras y causado apagones que afectan hasta a 200.000 personas.

El vecindario de Pacific Palisades, famoso por sus casas multimillonarias y celebridades residentes, fue uno de los más afectados. Las llamas destruyeron casas, negocios y el cañón de Temescal, una popular área de senderismo.
El incendio también cruzó el icónico Sunset Boulevard, causando daños en la escuela secundaria Palisades Charter, escenario de numerosas producciones de Hollywood, todo un escenario que ha dejado visibles columnas de humo desde casi cualquier parte de la ciudad, pintando el cielo de un rojo intenso que los ciudadanos han calificado de “apocalíptico”.
Evacuaciones desesperadas y caos en las carreteras
La rapidez de los incendios tomó por sorpresa a miles de residentes. En Pacific Palisades, las únicas rutas de salida quedaron colapsadas cuando decenas de personas abandonaron sus vehículos y huyeron a pie, cargando pertenencias y mascotas.
Kelsey Trainor, residente del área, describió la escena como “una pesadilla”: “La gente salía de los autos con sus perros y bebés. Estaban llorando y gritando”. Una excavadora tuvo que ser desplegada para despejar autos abandonados y permitir el acceso de los vehículos de emergencia.

Sheriece Wallace, una ciudadana, dijo a la agencia AP que no sabía del incendio hasta que su hermana la llamó justo mientras un helicóptero hizo una caída de agua sobre su casa.
«Yo estaba como, ‘Está lloviendo’ y ella me dice: ‘no, no está lloviendo. Tu barrio está en llamas. Tienes que salir’. Tan pronto como abrí la puerta, fue como si estuviera allí. Lo primero que hice fue mirar los árboles para ver por dónde soplaba el viento. Porque me golpeó. Me hizo retroceder», dijo Wallace.
En Malibú, el incendio Franklin, que ya estaba activo desde el día martes, desplazó a 22.000 personas y destruyó al menos seis casas y dañó otras diez.
Hasta el miércoles por la mañana, los incendios habían quemado miles de hectáreas y seguían sin contención. El incendio Palisades afectó 11,6 kilómetros cuadrados, mientras que el incendio Eaton consumió 9 kilómetros cuadrados en menos de 24 horas.

En total, más de 13.000 estructuras estaban bajo amenaza directa, y 200.000 personas en el condado de Los Ángeles permanecían sin electricidad debido a los fuertes vientos.
En Malibú, el incendio Franklin calcinó más de 1.600 hectáreas, y sus daños en casas sube a 16 de ellas. Aunque la contención avanzó al 30%, la causa del incendio sigue bajo investigación.