El gobierno de Brasil decidió este jueves expulsar a la embajadora de Nicaragua, Fulvia Castro, en «reciprocidad» a una medida similar adoptada por las autoridades de Managua con el representante brasileño, confirmaron fuentes oficiales.
La decisión fue anunciada después de que el gobierno de Daniel Ortega formalizara la expulsión del embajador brasileño, Breno Souza da Costa, debido a la ausencia del diplomático en los actos conmemorativos del 45 aniversario de la revolución sandinista, el pasado 19 de julio.
Medida «injustificada»
Según las fuentes consultadas, Brasil no ha hecho más que aplicar el «principio de la reciprocidad» frente a una medida que ha considerado «injustificada».
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha tenido una estrecha relación con Ortega desde 1980, cuando el líder brasileño viajó a Managua para el primer aniversario de la revolución sandinista, una ocasión en la que además conoció personalmente al entonces presidente cubano, Fidel Castro.
Pero en los últimos meses la relación se ha deteriorado, sobre todo debido a la persecución política del gobierno de Managua contra antiguos sandinistas y religiosos.
El propio Lula explicó la situación el mes pasado, ante corresponsales extranjeros en Brasilia, en la cual reveló que Ortega no le atiende el teléfono desde que el papa Francisco le pidió que abogue por la situación de un obispo detenido en Nicaragua.
«Conversé con el papa y él me pidió que conversara con Ortega sobre un obispo que estaba preso», dijo Lula en referencia al religioso Rolando Álvarez, encarcelado por su oposición al gobierno nicaragüense.
Lula: «Ortega no quiso hablar conmigo»
«Lo concreto es que Ortega no me atendió el teléfono y no quiso hablar conmigo. Entonces, nunca más hablé con él», agregó.
Lula lamentó que eso ocurra con «un tipo que hizo una revolución como la que Ortega hizo para derrotar a (Anastasio) Somoza», y dijo que hoy no sabe «si esa revolución fue porque quería el poder o porque quería mejorar la vida de su pueblo».
El presidente brasileño se dijo favorable a que en todo país «haya una alternancia en el poder», porque es «lo más sano» para una democracia.
Según Lula, «cuando un dirigente se pone en la cabeza que él es imprescindible o insustituible, ahí es que comienza a nacer el espíritu del dictador».
La expulsiones de embajadores ocurren en momentos en que Lula, junto con los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y México, Manuel Andrés López Obrador, intentan una negociación para buscar una salida a la grave crisis abierta en Venezuela tras las elecciones del pasado 28 de julio.
Nicaragua es uno de los pocos países de América Latina que ha reconocido a Nicolás Maduro como presidente electo, pese a que las autoridades electorales de Venezuela aún no han presentado las actas de un proceso que la oposición ha denunciado como fraudulento.