América Latina es la segunda región del mundo con más muertos a causa del coronavirus y la falta de oxígeno para atender las demandas ha generado gente haciendo largas filas o pagando altos precios por un tanque de oxígeno, mientras muchos otros enfermos mueren asfixiados en los hospitales.
La pandemia deja ya 19,1 millones de contagios y más de 606.000 muertos desde el primer caso confirmado hace casi un año en la región, ha disparado la demanda de oxígeno medicinal. En Brasil y Perú, miles de personas buscaban, en las últimas semanas, el vital gas para aliviar a sus familiares contagiados.
Según datos brindados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de uno de cada cinco enfermos de COVID-19 requiere oxígeno a concentraciones mayores que las que se encuentran en el ambiente; debido a que, sin esa terapia, la COVID-19 puede ser fatal, aseguran expertos en medicina de emergencia.
La organización de salud mundial sin fines de lucro PATH, considera que, atender las insuficiencias respiratorias, puede ser un gran reto para países considerados por el Banco Mundial como de ingresos bajos y medios.
El proyecto de la organización “Respuesta Global al Cuidado Respiratorio del Covid-19” creó una herramienta interactiva para estimar la necesidad diaria de oxígeno para enfermos de coronavirus; siendo Brasil el único que aparecía en rojo, con más de 2,2 millones de metros cúbicos requeridos. En naranja estaban México (628.000 m3) y Colombia (537.000 m3) y, en amarillo, Argentina (393.000 m3) y Perú (257.000 m3).
El oxígeno medicinal integra la lista de medicamentos esenciales de la OMS, pero el costo del gas y la falta de infraestructura para instalar y mantener el suministro complican el acceso y la distribución.
En México, las autoridades aseguran que no han detectado escasez o acaparamiento de oxígeno, pero observaron un aumento del 700% en la demanda del gas entre el 20 de diciembre y el 20 de enero.
Pero el verdadero problema reside en que, en el llamado mercado negro, los consumidores denuncian precios abusivos de 45.000 pesos (2.230 dólares) por un tanque de 9.500 litros y 32.000 pesos (1.585 dólares) por otro de 6.000 litros, el triple de lo normal.
En Nicaragua, donde más de un tercio de la población vive en la pobreza, sufrió una escasez de oxígeno en mayo y junio.
En Honduras, la empresa distribuidora de oxígeno, GASPRO, se encuentra envuelta en un posible caso de corrupción, debido a que el Hospital General San Felipe en Tegucigalpa le adjudicó un contrato para proveer el gas para las camas con respiradores, principalmente de los pacientes con COVID-19.
El contrato se adjudicó de forma directa a la empresa, sin haber realizado un proceso de licitación previa y, según las autoridades de ese país, a simple vista los procesos no fueron seguidos de forma correcta. Dato que se puede corroborar al consultar el portal de transparencia del gobierno hondureño.
El impacto importante, es que debido a que los países no cuentan con una producción local de tanques oxígeno, la capacidad no ha sido suficiente para abastecer la demanda en los hospitales.
