El Barcelona rozó la gloria, pero terminó ahogado por la pesadilla ‘nerazzurra’. En un partido histórico, cargado de emoción y drama, el Inter de Milán selló su boleto a la final de la Champions League tras imponerse 4-3 (7-6 en el global) con goles agónicos de Acerbi en el 93’ y Frattesi en la prórroga. El sueño europeo del equipo catalán se desmoronó en San Siro, el mismo escenario donde creyó haber resucitado.
El duelo fue una oda al fútbol. De principio a fin, Inter y Barcelona ofrecieron un espectáculo memorable, con alternativas constantes, trece goles en el global y emociones a flor de piel. El equipo de Xavi, agresivo, valiente y con hambre, estuvo a segundos de sellar su pase a Múnich. El tanto de Raphinha en el 89’ parecía sentenciar la eliminatoria, pero el fútbol tiene sus propias reglas crueles, y en la última jugada del tiempo reglamentario, Acerbi encendió el infierno en San Siro.
Ahí cambió todo. La prórroga fue una batalla de nervios. El Inter, revivido por el gol salvador, se mostró más entero y con mayor convicción. Y entonces, en el 99’, llegó el golpe definitivo: Frattesi, héroe inesperado, firmó el tanto que devolvió a los italianos a una final europea, dos años después de su último intento fallido en Estambul.
Para el Barcelona, fue un mazazo devastador. Diez años después de su última final de Champions, el conjunto blaugrana volvió a soñar en grande… solo para despertar bruscamente. El equipo lo dio todo, murió con honor y valentía, pero no pudo evitar repetir una de sus pesadillas más recurrentes: caer a un paso de la gloria.
La historia recordará este choque como una eliminatoria legendaria, digna de dos gigantes. El Inter jugará por la ‘orejona’ frente al PSG o el Arsenal. El Barcelona, en cambio, se va con el alma rota pero la frente en alto.
