El 15 de agosto de 1969, en Bethel, Nueva York, comenzó el legendario festival de Woodstock, que se convertiría en un hito cultural y musical. Más de 400 mil jóvenes se reunieron durante tres días para vivir una experiencia única, marcada por la música, la paz y la protesta contra la guerra de Vietnam.
El festival reunió a artistas que hoy son íconos universales, como Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who y Santana, cuyas presentaciones se mantienen como referencias del rock y la música psicodélica. Cada actuación se convirtió en un momento histórico dentro de la música contemporánea.
A pesar de los desafíos climáticos y logísticos, y de la masiva asistencia, la energía colectiva y el espíritu de la época prevalecieron. La organización del evento, aunque improvisada, logró que la música y el mensaje de unidad se impusieran frente a las dificultades.
Woodstock no solo fue un festival, sino un símbolo de la contracultura de los años 60. Representó la lucha por la paz, la libertad y la expresión artística, dejando una marca indeleble en la sociedad estadounidense y en la cultura global.
Hoy, más de cinco décadas después, Woodstock sigue siendo recordado como un referente de la música y del poder del arte para unir y transformar a las personas. Su legado continúa inspirando festivales, músicos y generaciones que buscan celebrar la música con un mensaje de esperanza y libertad.