Ahora que la Capilla Sixtina ha cerrado sus puertas, todas las miradas se han dirigido a su chimenea, que es el medio que tiene el Vaticano para comunicar las deliberaciones del cónclave al mundo exterior.
Al final de cada sesión de votación, los cardenales quemarán las papeletas emitidas. El humo de este incendio revelará al mundo si se ha elegido un nuevo papa o no.
Si el humo es negro, ningún candidato ha obtenido la mayoría de dos tercios de los votos emitidos, lo que significa que no han logrado elegir un nuevo papa. Si el humo es blanco, los cardenales han llegado a un consenso y se ha elegido un nuevo papa.
La práctica de utilizar humo para indicar que los cardenales han elegido un nuevo papa se remonta al siglo XIX. Sin embargo, la primera referencia al humo blanco o negro ocurrió en el cónclave de 1903.
Se añaden diversos productos químicos al fuego para oscurecer el humo negro y hacer más visible el humo blanco. La semana pasada, se instaló una chimenea especial en el techo de la capilla.