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Salvadoreños conmemoran la muerte de Monseñor Romero

Este viernes 24 de marzo se conmemora el asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, declarado mártir y santo luego de ser un luchador por los Derechos Humanos en El Salvador y quien fue asesinado hace el 24 de marzo de 1980, cumpliendo sus objetivos.

La catedral capitalina abre sus puertas desde tempranas horas de la mañana para que feligreses y turistas puedan visitar la cripta del ahora nombrado «Santo», luego que la iglesia confirmara un milagro de Romero.

En este mismo contexto, y en conmemoración a este hecho histórico, la iglesia católica decretó que la capilla del Hospital La Divina Providencia, lugar donde se cometió el crimen, pasará a llamarse “Capilla Martirial San Óscar Arnulfo Romero, Obispo y Mártir”.

Anteriormente este lugar era conocido popularmente como “el hospitalito”, donde se atendía a personas desamparadas y a personas pobres.

Revista De Vacaciones El Salvador Iglesia conmemora 40 años de la muerte de  San Romero - Revista De Vacaciones El Salvador

SU VIDA SACERDOTAL Y MUERTE

Óscar Arnulfo Romero fue un sacerdote católico que estuvo en defensa de los más necesitados, del pueblo salvadoreño, quien a través de sus homilías y su labor en defensa de los pobres, provocaron el descontento con algunos sectores en El Salvador.

Romero creció en una familia humilde. Él, desde pequeño era conocido por su amor a las cosas sencillas y las comunicaciones. Según las palabras del ahora santo, cuando era niño, asistió a una ordenación sacerdotal la cual lo dejó impactado, fue en ese momento que se generó en el un profundo deseo de convertirse en sacerdote.

Defender a los más desprotegidos y necesitados, le llevó a Romero una persecución constante, que incluían expulsiones y asesinatos contra sacerdotes y laicos, la lucha por la protección de los derechos humanos de los salvadoreños tuvo como resultado muchos enfrentamientos, a la que responsabilizó de las muertes.

En marzo de 1977, asesinaron al amigo y estrecho colaborador de Romero, el sacerdote jesuita Rutilio Grande, en la ciudad de Aguilares junto a dos campesinos, sin embargo, Romero siguió siendo un estorbo para los que violaban los derechos de las personas.

La opción preferencial por los pobres hizo que el obispo fuera un blanco de una campaña en su contra de parte de grupos de poder en el gobierno y de organizaciones políticas.

Un día antes de su muerte, el 23 de marzo de 1980, Romero hizo desde la catedral un enérgico llamamiento al ejército salvadoreño, en su homilía titulada La Iglesia, un servicio de liberación personal, comunitaria, trascendente, que más tarde se conoció como Homilía de fuego.

El lunes 24 de marzo de 1980, aproximadamente a las 6:30 de la tarde, Romero fue asesinado mientras celebraba una eucaristía en la capilla del hospital de la Divina Providencia en San Salvador: recibió un disparo hecho por un francotirador desde un auto afuera de la capilla, recibió el impacto en su corazón, minutos antes de la consagración.

Las investigaciones póstumas a su asesinato, entre ellas el informe de la Comisión de la Verdad, creado por las Naciones Unidas, concluyó que el asesinato de Romero había sido ejecutado por un francotirador. En 2004, una corte de los Estados Unidos declaró civilmente responsable del crimen al capitán Saravia.

Durante muchos años, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló que el gobierno salvadoreño había frenado la investigación para conocer de manera oficial, el nombre de los responsables de la muerte del obispo.

El informe de la CIDH concluyó que, en ese momento, el Estado salvadoreño no cumplió con su obligación de respetar los derechos reconocidos en la Convención Americana y garantizar su libre y pleno ejercicio.