Si este fin de semana sales al jardín de tu casa y preparas tu telescopio, el planeta gigante Saturno estará allí para que lo veas.
“Saturno es un objeto espectacular para contemplar”, dijo Damian Peach, un astrofotógrafo inglés que observa con frecuencia el planeta gigante. “Incluso con telescopios pequeños, puedes ver los anillos”.
Pero algo no se verá bien: los famosos anillos serán casi invisibles. Ello se debe a que la Tierra y Saturno parecen alinearse en lo que los astrónomos denominan un cruce del plano de los anillos. Durante estos eventos, los anillos, que son ultrafinos, están exactamente de canto respecto a la Tierra y desaparecen.
En el evento de este fin de semana, el cruce no será completo: los anillos de Saturno parecerán estrecharse hasta menos del 1 por ciento visible el sábado, antes de que los movimientos orbitales de los dos mundos hagan que parezcan ensancharse de nuevo.
Aunque el desvanecimiento no será total, podría ser una rara oportunidad de contemplar un acontecimiento así: la próxima oportunidad de ver un cruce completo será en 2038, dijo Peach.
Por qué parecen desvanecerse los anillos
El efecto se produce porque Saturno está inclinado sobre su eje, como la Tierra (aunque Saturno tarda casi 30 años en dar la vuelta al Sol). Las órbitas de ambos planetas hacen que, desde la Tierra, los anillos de Saturno parezcan ensancharse, estrecharse y luego desvanecerse durante los cruces del plano de los anillos.
Los cruces se producen en grupos cada 13 a 16 años, pero no siempre son visibles. El casi cruce del sábado sigue a un cruce completo del plano de los anillos en marzo, pero Saturno quedó borrado entonces por el resplandor del Sol y no pudo observarse. Un único cruce en 2009 fue imposible de ver por la misma razón, y los tres últimos observados desde la Tierra fueron en 1995 y 1996.

Historia de los anillos
El truco de la desaparición de los anillos causó confusión cuando Saturno se observó por primera vez a través de un telescopio hace más de 400 años.
Michael Shank, profesor emérito de Historia de la Universidad de Wisconsin-Madison, dijo en un correo electrónico que Galileo Galilei observó Saturno en julio de 1610 con un “catalejo” que él mismo había fabricado. Pero se quedó perplejo porque su primitivo telescopio no podía distinguir correctamente los anillos y porque nadie sospechaba entonces que los planetas pudieran tener anillos.
Galileo llegó a la conclusión de que lo que había visto eran “cuerpos laterales”, uno pegado a cada lado del propio Saturno. Había observado “el planeta más alto, de triple cuerpo”, escribió en clave a Johannes Kepler, lo que significaba que había observado Saturno (el planeta más lejano o “más alto” conocido) y había visto que estaba formado por tres objetos. (Sin embargo, Kepler no descifró correctamente el código de Galileo. Supuso, en cambio, que significaba que Marte tenía dos lunas, suposición que, siglos después, resultó ser correcta).
Galileo quedó aún más perplejo cuando observó Saturno unos años más tarde. Su planeta de “triple cuerpo” se había convertido en uno, porque los anillos estaban entonces de canto y eran invisibles en su telescopio. Sin embargo, unos años más tarde, los anillos de Saturno volvieron a ser visibles. Pero esta vez tenían un aspecto diferente, por lo que Galileo razonó que podrían ser “orejas” de algún tipo.
Esta confusión duró hasta 1659, cuando el astrónomo Christiaan Huygens propuso que lo que había visto Galileo eran en realidad anillos, los primeros que se habían encontrado y todavía los más impresionantes, aunque ahora se sabe que otros planetas tienen anillos mucho más pequeños.






