Roy Thomas Baker, el legendario productor británico conocido por esculpir una de las piezas más icónicas del rock, “Bohemian Rhapsody”, falleció el pasado 12 de abril de 2025 a los 78 años en su residencia de Lake Havasu City, Arizona. Hasta el momento, no se ha dado a conocer la causa de su muerte.
Nacido en Londres en 1946, Baker inició su carrera a una edad temprana —a los 14 años— en los históricos Decca Studios. Su verdadero impacto en la industria musical comenzó a forjarse en Trident Studios, donde encontró a los artistas que definirían su legado: Queen.
Fue el productor de los primeros cuatro álbumes de la banda: Queen (1973), Queen II (1974), Sheer Heart Attack (1974) y A Night at the Opera (1975). Este último incluyó la emblemática “Bohemian Rhapsody”, una canción revolucionaria en forma y fondo, que rompió esquemas con su estructura operística y complejidad técnica.
“Fue una locura, pero una locura divertida”, dijo alguna vez Baker sobre el proceso de grabación, que tomó semanas de trabajo minucioso, llenas de capas vocales e instrumentales que marcaron un antes y un después en la producción musical.
También colaboró con Queen en el álbum Jazz (1978), y su firma sonora se puede escuchar en trabajos de bandas como The Cars, Journey, Foreigner, Mötley Crüe, Ozzy Osbourne y Smashing Pumpkins, entre otros. Baker fue una figura esencial en el desarrollo del sonido del rock de los años 70 y 80, destacándose por su audacia creativa y atención obsesiva al detalle.
Brian May, guitarrista de Queen, le rindió homenaje con palabras que resumen su impacto: “Roy fue una fuerza disciplinada, innovadora y vital en el nacimiento de nuestro sonido. Su contribución es imborrable.”
Roy Thomas Baker deja un legado sonoro inmortal. Le sobreviven su esposa, Tere Livrano Baker, y su hermano, Alan Baker.