El Salvador pierde a una de sus figuras más emblemáticas del ámbito empresarial y social: Ricardo Poma, presidente de Grupo Poma y referente del liderazgo en América Latina, falleció dejando un legado imborrable en el desarrollo económico, social y cultural de la región.
Nacido en 1946, Poma se formó como ingeniero industrial en la Universidad de Princeton y obtuvo un MBA en Harvard. Con esta sólida formación académica, asumió la dirección del conglomerado familiar fundado en 1919, imprimiéndole un modelo de expansión internacional que se convirtió en ejemplo para el sector privado salvadoreño. Bajo su gestión, Grupo Poma consolidó operaciones diversificadas en automoción, bienes raíces, hotelería, servicios financieros e industria, con presencia en Centroamérica, el Caribe, Sudamérica y Estados Unidos. Su estrategia multimarca y multipaís generó empleo, atrajo inversión y posicionó a El Salvador en el mapa empresarial global.
Más allá de su liderazgo corporativo, Poma destacó como impulsor de la responsabilidad social empresarial. A través de Fundación Poma y FUSAL, promovió programas de salud, nutrición, educación y cultura que beneficiaron a miles de familias salvadoreñas. Uno de sus proyectos más reconocidos fue la creación de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) en 1993, que desde entonces ha formado profesionales bajo un modelo inclusivo, brindando becas y apoyos financieros a la mayoría de sus estudiantes.
En el ámbito cultural, Poma fundó el Teatro Luis Poma, espacio que se convirtió en referente para las artes escénicas en el país y que abrió sus puertas a cientos de artistas. Además, mediante el Premio Ovación, impulsó a nuevas generaciones de creadores escénicos. Su compromiso social también se reflejó en programas como ¡Supérate! y Becas al Talento, que facilitaron la formación técnica y universitaria a más de 1,700 jóvenes, así como en iniciativas médicas que canalizaron donaciones millonarias en beneficio de comunidades vulnerables.
La trayectoria de Ricardo Poma fue reconocida a nivel internacional con distinciones como el Corporate Citizenship Award del Woodrow Wilson International Center (2019), la Real Encomienda de Isabel la Católica otorgada por el Rey Felipe VI (2015) y el Bravo Business Award en la categoría de responsabilidad social empresarial (2014), entre otros.
Más allá de los premios, Poma dejó una filosofía empresarial basada en la excelencia, la ética y la innovación, transmitida a sus hijos y sobrinos, quienes continúan al frente de Grupo Poma. Su visión demostró que el liderazgo con propósito puede transformar tanto empresas como sociedades enteras.
Con su partida, El Salvador pierde no solo a un empresario que construyó uno de los conglomerados más sólidos de la región, sino también a un hombre que creyó en la educación, la cultura y la solidaridad como motores de desarrollo.
