Óscar Saúl Avelar Azcúnaga, más conocido como Rogaciano “Chilango”, falleció el pasado martes en un hospital de la capital, según confirmaron allegados al artista. El comediante, uno de los íconos del humor salvadoreño, estaba próximo a cumplir 86 años el 15 de septiembre.
Chilango dejó una profunda huella en la escena del entretenimiento nacional, destacándose tanto en la radio como en la televisión. Su carrera incluyó presentaciones en el circo Atlas y participaciones en programas recordados por varias generaciones, como Todo Queda en Familia junto a Aniceto Porsisoca, El Brindis del Mediodía y ¡Qué Pasa!.
Reconocido por su humor blanco y su característico estilo arrecho, Chilango se convirtió en un verdadero embajador de la cultura popular salvadoreña. Su cabellera lisa y su carisma inconfundible lo hicieron memorable entre audiencias de todas las edades, consolidándose como uno de los últimos representantes de una generación dorada del humor en El Salvador, junto a figuras como Aniceto Porsisoca, Pánfilo Apurascacha y Doña Terésfora.
La familia confirmó que los restos del comediante serán velados este miércoles en la Funeraria de la Fuerza Armada, en San Salvador, a partir de las 12:00 del mediodía, y serán sepultados el jueves 14 en el cementerio Jardines del Recuerdo.
Chilango será recordado no solo por sus bromas y actuaciones, sino también por su contribución a la identidad cultural salvadoreña, dejando un legado que perdurará en la memoria del público que lo disfrutó desde los años 60 hasta los 90.
