Las previsiones económicas proyectan que la economía estadounidense se enfrentará a una recesión económica en 2023 que cambiará de forma inesperada el flujo de inmigrantes en la frontera con México.
Poco después de entrar en recesión, se presentará un saldo inmigratorio negativo en la frontera de EE. UU. con México. Esto significa que la población de inmigrantes indocumentados en EE.UU. disminuirá y la tasa de inmigrantes indocumentados que ingresen por las fronteras será menor a la disminución, resultando en un saldo migratorio negativo.
Lo anterior se debe a que los inmigrantes no están dispuestos a correr el riesgo de cruzar la frontera si no existen puestos de trabajo disponibles para ellos, ya que la inmigración ilegal se produce cuando los empleadores en EE.UU. ofrecen plazas de trabajo a los inmigrantes.
La crisis financiera mundial de 2007 y 2009 ha sido una de las peores desde la Gran Depresión. Al dar a conocer los datos económicos negativos en 2009, EE.UU. tuvo un saldo inmigratorio negativo en la frontera con México durante los siguientes años. En el diálogo político entorno a la inmigración ilegal, los políticos acusan de manera errónea a los inmigrantes ilegales de emigrar por motivos ajenos a lo laboral, pero el saldo inmigratorio negativo demuestra lo contrario.
Si los datos históricos nos muestran que la mayoría de los inmigrantes vienen a EE.UU. por las oportunidades de trabajo, entonces por qué los políticos estadounidenses no se aseguran de que los empleadores contraten inmigrantes legales.
En la década de los ochenta, el expresidente Ronald Regan trató de adoptar este enfoque, pero se enfrentó con la resistencia de su propio Partido Republicano, ya que no querían que los empleadores estadounidenses sufrieran sanciones por emplear trabajadores indocumentados y perder apoyo del sector empresarial.