Las lluvias más intensas en los Emiratos Árabes Unidos en los últimos 75 años han sumido al país en el caos, con más de 250 mm de precipitaciones en menos de 24 horas. Calles inundadas, palmeras arrancadas y fachadas de edificios destrozadas marcan la devastación causada por este fenómeno sin precedentes.
En Dubai, epicentro del desastre, vuelos cancelados, tráfico paralizado y escuelas cerradas son solo el inicio de una situación desesperante. En solo 12 horas, se registraron cien milímetros de lluvia, lo que la ciudad suele recibir en todo un año.
La rápida acumulación de agua transformó las carreteras en ríos, obligando a muchos automovilistas a abandonar sus vehículos. Estas lluvias extremas son cada vez más comunes debido al cambio climático, que permite que la atmósfera retenga y descargue grandes cantidades de agua en poco tiempo.
La tragedia se extiende más allá de las fronteras de los Emiratos. En Omán, al menos 18 personas han perdido la vida en inundaciones repentinas. En los Emiratos, un hombre murió cuando su vehículo fue arrastrado por las inundaciones.
Las lluvias, que también afectaron al sureste de Irán y Pakistán, han provocado el caos en la región. En Dubai, las personas intentan encontrar formas alternativas de transporte mientras las carreteras permanecen bloqueadas.
El desastre natural ha interrumpido incluso eventos internacionales, como la World Blockchain Summit, dejando a los viajeros varados y enfrentando un escenario desafiante e impredecible.
Esta crisis resalta la urgente necesidad de abordar el cambio climático y prepararse para eventos meteorológicos extremos que amenazan cada vez más a nuestras comunidades y economías.