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Casos de influenza A H3N2 generan alertas por su impacto en productividad y costos sanitarios

El registro de tres casos confirmados de influenza A H3N2 en El Salvador, reportados por el Ministerio de Salud (Minsal) hasta noviembre de 2025, reabre la discusión sobre los efectos económicos de los virus respiratorios en un contexto de alta movilidad laboral y temporada de fin de año. Aunque el número de contagios es reducido, la aparición escalonada de los casos a lo largo del año evidencia una circulación persistente que puede traducirse en ausentismo, presión sobre el sistema sanitario y mayores gastos preventivos para empresas y hogares.

De acuerdo con el boletín epidemiológico, los contagios fueron identificados en tres momentos distintos del año: el primero entre el 19 y 25 de enero (semana 4), el segundo entre el 15 y 21 de junio (semana 25) y el más reciente entre el 16 y 22 de noviembre (semana 47). La información oficial no detalla edad, sexo ni procedencia de los pacientes, pero confirma la presencia del virus en diferentes etapas del ciclo productivo anual.

Rebrote de H1N1 en El Salvador?

La influenza A H3N2 se caracteriza por síntomas más intensos que una gripe común, como fiebre alta, tos seca, dolores musculares y malestares gastrointestinales. En términos económicos, este cuadro clínico puede derivar en incapacidades temporales, consultas médicas y, en casos más severos, hospitalizaciones, con un impacto mayor en adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Para el sector productivo, estos efectos se traducen en menor rendimiento laboral y costos adicionales asociados a la atención médica.

A este escenario se suma la circulación internacional de la variante K (J.2.4.1) del virus, sobre la cual la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido alertas por su rápida expansión en Europa, Asia y Norteamérica. Especialistas señalan que, dada la interconexión regional y el flujo constante de viajeros, no sería inusual que esta variante ya esté presente en el país, aunque no se asocia, por ahora, con mayor gravedad clínica.

Las recomendaciones sanitarias —uso de mascarilla en espacios concurridos, lavado frecuente de manos y aislamiento en caso de síntomas— también tienen una lectura económica: la prevención resulta menos costosa que la interrupción de actividades productivas o el incremento del gasto público y privado en salud.

En un contexto donde la estabilidad económica depende en gran medida de la continuidad laboral y la contención del gasto sanitario, incluso brotes limitados de influenza A H3N2 recuerdan que la inversión en prevención y vigilancia epidemiológica no solo es una medida de salud pública, sino también una estrategia clave para proteger la productividad y el crecimiento del país.

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