El pasado domingo 3 de marzo, se llevaron a cabo las elecciones para alcaldes y diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen) en El Salvador, pero la participación ciudadana fue notablemente baja. Según datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no más de tres salvadoreños por cada diez incluidos en el registro electoral ejercieron su derecho al voto, dejando a más de 3.7 millones de ciudadanos sin participar en el proceso.
Un magistrado del TSE estimó que la participación oscila entre 1.6 y 1.7 millones de votantes, basándose en proyecciones proporcionales a los resultados preliminares. Esto representa menos del 30% de los 5.4 millones de salvadoreños inscritos en el registro electoral.
Hasta el momento, el TSE ha contabilizado 1,149,915 votos con el 77.98% de las actas escrutadas, lo que sugiere una posible participación de 1,638,248.22 si se proyecta al 100% de las actas. Sin embargo, aún faltan por contar los votos de 1,885 actas, y el dato definitivo se dará a conocer una vez concluido el proceso de escrutinio.
El director ejecutivo de Acción Ciudadana (AC), Eduardo Escobar, señala diversas posibles causas para el ausentismo electoral:
- Separación de elecciones: La división entre elecciones municipales y legislativas podría haber influido, ya que la elección municipal tiende a ser menos atractiva para los votantes.
- Desconfianza tras errores anteriores: La desconfianza generada por los problemas ocurridos en elecciones pasadas podría haber llevado a muchos a dudar de la efectividad de su voto, optando por no participar.
- Crisis de partidos políticos: La ciudadanía muestra apatía hacia las ofertas electorales de los partidos, sintiendo que no son representativos de sus expectativas.
- Desencanto con opciones alternativas: Aquellos que optaron por partidos distintos en elecciones anteriores podrían haberse desencantado al no ver resultados beneficiosos para sus municipios, llevándolos a abstenerse de votar.
- Cultura política y apatía: La crisis de representación y la apatía política persistente, donde aproximadamente el 50% de los ciudadanos se abstienen de participar en elecciones o discutir temas políticos.
La baja participación plantea desafíos para la legitimidad de los resultados y refleja la necesidad de abordar las causas subyacentes del desinterés ciudadano en el proceso electoral.
