La selección de El Salvador despidió las eliminatorias mundialistas con una derrota contundente que expone sus limitaciones y genera dudas sobre su futuro. Este martes, en el estadio Rommel Fernández Gutiérrez, Panamá goleó 3-0 a la Selecta, un marcador que refleja la desigualdad mostrada en el terreno de juego y una serie de decisiones polémicas que encendieron la tensión.
Desde el pitazo inicial, el conjunto canalero impuso su ritmo y aprovechó los errores de la defensa salvadoreña. El primer golpe llegó al minuto 16, cuando Blackman capitalizó una pelota dividida y, desde un ángulo complicado, la colocó con potencia en el ángulo derecho para abrir el marcador. La Selecta intentó reaccionar, pero careció de profundidad y claridad ofensiva, quedando a merced de la presión local.
El partido se volvió ríspido con el paso de los minutos. Al 35’, Aníbal Godoy fue amonestado por una entrada fuerte, mientras que Rudy Clavel (45’) y Elvis Claros (45+2’) también vieron la tarjeta amarilla por acciones polémicas dentro del área. En esa última jugada antes del descanso, Panamá tuvo un penal que Eric Davis convirtió con precisión, estableciendo el 2-0 parcial y dejando a El Salvador con un panorama prácticamente imposible para la segunda mitad.
En la recta final, José Quintero sentenció la goleada al 84’, empujando un balón suelto dentro del área tras un remate entre varios jugadores. El 3-0 cerró un partido que evidenció la falta de contundencia y coordinación de la Selecta, así como la superioridad física y táctica del rival.
Con esta derrota, El Salvador pone punto final a unas eliminatorias difíciles, marcadas por polémicas, errores y una evidente distancia con equipos de su zona. Ahora, las interrogantes sobre la dirección técnica, la preparación del plantel y el proyecto futbolístico se vuelven inevitables, mientras la afición exige respuestas claras para no repetir estos fracasos en el futuro.
